27 nov. 2009

Desprovistos de alas y de penachos, los caracteres mediocres son incapaces de volar hasta una cumbre o de batirse contra un rebaño. Su vida es perpetua complicidad con la ajena. Son huestes mercenarias del primer hombre firme que sepa uncirlos a su yugo. Atraviesan el mundo cuidando su sombra e ignorando su personalidad. Nunca llegan a individualizarse; ignoran el placer de exclamar “Yo Soy” frente a los demas. No existen solos. Su amorfa estructura los obliga a borrarse en una raza, en un pueblo, en un partido,en un grupo, en una secta, en una bandera; siempre a embadurnarse de otros. Jose Ingenieros (Filosofo y psicologo argentino, 1877-1925)

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